Un caballo debe ser tratado como un atleta, aún cuando sea destinado al ocio: nuestro ocio, es su trabajo.
Junto con el cólico, la cojera es el principal motivo de llamada al veterinario por el propietario de un caballo. El diagnóstico no es sencillo y a veces requiere de apoyarse en muchas técnicas complementarias más allá de la exploración física. Para ello utilizamos las anestesias diagnósticas, ecografía, radiografía, análisis del movimiento (biocinemática) con cámaras de alta velocidad…
La precisión en el diagnóstico es vital para poder establecer el tratamiento adecuado. Muchas veces, este tratamiento pasa por el uso de herrajes ortopédicos o terapéuticos. A su vez, el correcto recorte y herrado del caballo es la mejor manera de prevenir las cojeras, así como unas buenas prácticas de entrenamiento previas al ejercicio y posteriormente a éste. No hay que olvidar que un caballo debe ser tratado como un atleta, aún cuando sea destinado al ocio: nuestro ocio, es su trabajo.
Así mismo, el correcto manejo de la nutrición del caballo evitará muchos problemas que desgraciadamente suceden por malas prácticas de alimentación. Hay que conocer las necesidades nutritivas del animal en función de sus requerimientos, y conocer ciertas reglas básicas sobre su sistema digestivo. Así disfrutaremos muchos años junto a ellos.
Si bien el herraje es por definición un mal necesario, su uso correcto puede ser de incalculable valor a la hora de tratar problemas en los pies del caballo. Aunque los aplomos sólo pueden ser corregidos a edades tempranas (antes de los 6 meses de edad), cuando los cartílagos de crecimiento de los huesos aún no se han cerrado, en un caballo adulto, un herraje adaptado a sus problemas específicos que respete sus aplomos y corrija el problema en cuestión, puede ser su salvación e incluso devolverle a la competición o el trabajo.
Es vital que el veterinario conozca el arte de herrar para desarrollar estas terapias él mismo, o colaborar con un herrador de confianza, si se quiere llegar a una solución.
Hay ocasiones en las que el herraje por sí solo no es suficiente y debemos apoyarnos en otras técnicas quirúrgicas como tratamiento principal o complementario. Algunas son mínimamente invasivas, como las infiltraciones, otras son más agresivas, como la tenectomía del tendor extensor digital lateral en el caso de un caballo con arpeo, como el del vídeo dentro de esta misma página.
En cualquier caso, nuestro objetivo es conseguir recuperar tanto como sea posible la funcionalidad del miembro afectado, y devolver al caballo a su estado inicial previo a la lesión. Desgraciadamente no siempre es posible, pero cuanto antes se ataque el problema, más probabilidades tenemos de conseguirlo.
Durante largo tiempo se han venido usando las infiltraciones con corticoides en el tratamiento de lesiones tendinosas y articulares. Pero en los últimos años, técnicas mucho más respetuosas con los procesos reparativos del organismo, que vienen a complementarlo se han desarrollado y se usan o se están implementando para su uso en medicina veterinaria.
Una de ellas es el uso de Plasma Rico en Plaquetas para el tratamiento de las lesiones que hemos mencionado anteriormente. Otra es la Electrolisis Percutánea Intratisular, desarrollada por el Dr. José Manuel Sánchez Ibáñez. Actualmente se adpata a su uso en medicina veterinaria por el equipo de los doctores Jesús Sánchez García y Ángel J Alonso Díez en la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León, donde parte de nuestro equipo ha recibido la formación pertinente en la aplicación de dicha técnica.
El uso combinado de ambas es una potente herramienta que nos permite redirigir los procesos de curación y regeneración de las zonas dañadas. Los resultados son más que prometedores.
Denostadas por algunos y apoyadas incondicionalmente por otros, valorándolo objetivamente, todas las terapias usadas científicamente tienen su fundamento y su sitio. Solemos denominarlas alternartivas, pero en realidad todas son complementarias.
Desde la homeopatía hasta la acupuntura, pueden ser de ayuda en el tratamiento de nuestros animales. La intolerancia o la falta de respuesta a determinados medicamentos, por ejemplo, puede avocarnos a su uso, y su uso con criterio profesional puede ser y de hecho es de ayuda en muchos casos.
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